Los retos en el área del compliance aumentan de forma progresiva en distintos sectores del mercado, sin importar el tamaño o modelo de negocio de las empresas. La cultura empresarial que dispongan deja en evidencia el compromiso con sus clientes, proveedores y trabajadores en el mediano y largo plazo.
Desde el año 2015 los programas de cumplimiento o programas de compliance están adentrándose en el mercado Latinoamericano como parte integrante de las multinacionales y corporaciones, debido a sus estrechos lazos comerciales con proveedores o clientes extranjeros.
Sin embargo, para poder mantener dichas relaciones comerciales con países extranjeros, es necesario prestar suficiente atención a los contratos, la evaluación de riesgos y la legislación por la que se regirán las partes en la ejecución del servicio o la venta de productos. Recordando, que existen legislaciones donde se plantea la responsabilidad penal de las personas jurídicas por las actividades o delitos cometidos por empleados, directivos e inclusive, terceros en la relación de negocios.
Para poder garantizar que las políticas y procedimientos adecuados se cumplan conforme a la forma en la que se pactó, es necesario adecuarse a los requisitos dispuestos en la legislación nacional.
Ya hemos expuesto escándalos financieros como los de Enron, Uber, Corpesca. Estos son tan solo ejemplos conocidos de lo que ocurre en la cotidianidad empresarial por falta del apego a la cultura organizacional y de cumplimiento dispuesto. Y aun cuando existieron en su momento diversas excusas para la falta de supervisión, la constante evolución de la función de compliance hoy en día nos permite definir 2 modalidades de acuerdo a la incorporación o no en la estructura organizacional:
- Compliance externo: a través de la contratación de un servicio de outsourcing
- Compliance interno: a través del nombramiento de un compliance officer en el seno de la organización.
Outsourcing compliance o tercerización del servicio, supone la contratación de empresas externas a la compañía interesada para cumplir con la labor de monitoreo de red flags, gestión de stakeholders, identificación y tratamiento de riesgos, detección y prevención de delitos así como el cumplimiento legal.
De igual forma, atiende a los mismos objetivos que lo hace un compliance interno: promover la ética dentro de la organización, poseer autonomía y recursos suficientes para el desarrollo de la actividad de supervisión, acatar el cumplimiento de las normas en las distintas áreas de la compañía, proporcionar informes de análisis, gestión y control así como monitorear empleados, proveedores y clientes.
No obstante, el punto de inflexión y que logra diferenciar estos tipos de compliance, los podemos clarificar en los siguientes puntos:
Menor costo. Las nuevas empresas que incursionan en el área del cumplimiento normativo, deben crear un propio departamento interno dotado de recursos tecnológicos, informáticos, jurídicos así como invertir capital para obtener óptimos resultados. Ello, además de contratar al personal cualificado y especializado.
Especialización. El servicio de compliance que va a requerir una empresa de turismo no va a ser el mismo que requerirá una bolsa de valores. Las consultoras especializadas (Indigo Consultores por ejemplo, ubicada en Caracas) cuentan con diversos profesionales con distintas especializaciones, que brindan servicios adaptados al contexto y obligaciones de cumplimiento de la empresa.
Un pago, un servicio multidisciplinario. Las consultoras especializadas en compliance, proporcionan no solo los profesionales capacitados sino que además, cuentan con las plataformas tecnológicas que facilitan los procesos. El acceso individual a plataformas como Cumplo360 por ejemplo, es de elevado costo. A diferencia de acceder a ella a través de una consultora, que reduce el presupuesto.
Neutralidad del conflicto de intereses. Los profesionales que hacen vida dentro del departamento de compliance en alguna organización, buscarán beneficiar (cueste lo que cueste) la reputación, las finanzas y el éxito de su contratante. Sin embargo, los recientes escándalos financieros dejan en evidencia, que el pensamiento “cueste lo que cueste” puede adjudicarle a la organización, multas y sanciones. Esto se debe a la poca objetividad del profesional, a la hora de evaluar de forma neutral el conflicto de intereses sin involucrar sus intereses financieros, comerciales o personales. Por lo tanto, al tercerizar el compliance la empresa asegura que el servicio será objetivo y neutro, procurando la resolución del conflicto con ambas partes sin perjudicar a su contratante.
Margen de error bajo. Las consultoras especializadas en el área de compliance, cuentan con una larga trayectoria y una cartera de clientes con los cuales su desempeño puede ser medido. Años de preparación, estudios y especialización son el resultado de los profesionales que prestan este servicio. Formar a nuevos empleados en esta área no solo implica la inversión en su educación, destinar tiempo y recursos de operatividad, sino que además, la organización se enfrenta al margen de error, que suele ocurrir en los primeros años de gestión de los nuevos profesionales. Ello no implica que las consultoras estén absueltas de errores, al contrario, el margen resulta mínimo gracias a la larga experiencia con la que cuentan en este sector.
Optimización del negocio. Toda empresa, sin importar el nicho en el que se desenvuelva requiere de la atención total de sus directivos para procurar la productividad de la misma. Al destinar los procesos de supervisión de riesgos y cumplimiento normativo, en manos del outsorcing, la compañía puede dedicar mayor tiempo a las actividades que optimicen el rendimiento y los resultados.
Flexibilidad. A medida que avanza la tecnología, avanzan los negocios y con ello avanzan las regulaciones en el área de compliance. El trabajo de las consultoras de tercerización consiste en estar al día con los más recientes reglamentos y normativas que permitan mejorar el servicio en las organizaciones. Esto requiere de una flexibilidad en tiempo, en organización y supervisión con la que no siempre las empresas cuentan para dedicarles al área de compliance. Una consultora especializada proporciona los recursos, horarios, métodos y personal adaptado a la flexibilidad que requiera el cliente.
Eficiencia en la reestructuración. Las consultoras son un tercero en la ecuación del cliente – servicio/producto, por lo tanto cuentan con un punto de vista objetivo que permite ofrecer soluciones de reestructuración de los procesos, que ayudan a determinar las áreas de oportunidad y mejora, permiten adaptarse a las nuevas exigencias del mercado y con ello se automatizan los esquemas internos de la empresa. La larga experiencia de las consultoras facilita la toma de decisiones por plantear claridad en los escenarios y la toma de decisiones.
Estandarización de los procesos. No todos los cambios que se realizan en el seno de una organización, aseguran su durabilidad y su asertividad en el futuro. La tercerización del compliance permite implantar en la empresa, plataformas que proporcionan una expansión de la compañía en el corto, mediano y largo plazo. De esta forma, estandarizar los procesos es una solución óptima que permite tener una guía de actuación concisa y precisa, lo cual ahorra tiempo y recursos
Estrategia. Con el minucioso estudio de la organización y de lo que requiere, se identifican los modelos que le convienen más, así como el plan de acción más óptimo para su modelo de negocio. Esta estrategia, junto con los recursos tecnológicos, el monitoreo de los procesos y la automatización, aseguran el éxito en las soluciones que proporcione la consultora de tercerización.